Perros robots refuerzan residencia de Donald Trump

Los androides desarrollados por Boston Dynamics, están diseñados para tareas de patrullaje y vigilancia en su residencia de Mar-a-Lago.

La residencia de Donald Trump en Mar-a-Lago, Palm Beach, Florida, ahora cuenta con un innovador sistema de vigilancia autómata. Tras un año electoral marcado por intentos de asesinato, el Servicio Secreto de los Estados Unidos desplegó perros robots para proteger al magnate neoyorquino. Equipados con tecnología avanzada y sensores de última generación, estos robots patrullan el extenso terreno de la propiedad, como capturó la agencia de noticias Reuters en su cuenta oficial de TikTok.

Los perros robots, desarrollados por Boston Dynamics, están diseñados para tareas de patrullaje y vigilancia. Identificados con las siglas “USSS” del Servicio Secreto, cuentan con cámaras y sensores avanzados para detectar amenazas y anomalías. Anthony Guglielmi, jefe de comunicaciones del Servicio Secreto, destacó que estos robots están “equipados con tecnología de vigilancia y una variedad de sensores avanzados”.

Uso Militar y Futuro Despliegue

Aunque el despliegue de los perros robots en Mar-a-Lago es novedoso, estos dispositivos ya se han utilizado en zonas de conflicto. Ucrania adquirió 30 perros robot para misiones de reconocimiento y entrega de suministros en el campo de batalla contra Rusia. La versatilidad de estos dispositivos los convierte en una inversión atractiva para agencias de seguridad y defensa, con la capacidad de moverse en terrenos irregulares y acceder a espacios reducidos.

Steven Cheung, director de comunicaciones de Trump, afirmó que “nada disuadirá al presidente electo de regresar a la Casa Blanca para restaurar la paz”. La implementación de esta tecnología en Mar-a-Lago apunta a consolidarse como parte de una estrategia de seguridad integral en tiempos de creciente incertidumbre global.

Un Año Marcado por Atentados Frustrados

Durante la campaña presidencial, Trump sobrevivió a dos atentados. El primero ocurrió el 13 de julio en un mitin en Butler, Pensilvania, cuando un tirador disparó hacia el escenario, alcanzando su oreja derecha. Thomas Matthew Crooks, el atacante, fue abatido por un francotirador del Servicio Secreto. Dos meses después, en septiembre, Ryan Routh intentó un segundo atentado en el Trump International Golf Club de West Palm Beach, pero fue neutralizado antes de disparar su arma.

Además, el Departamento de Justicia de Estados Unidos informó que Farhad Shakeri, un hombre iraní, fue reclutado por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán para espiar y planear un ataque contra Trump. Aunque Shakeri declaró no tener intención de ejecutar el plan, fue acusado formalmente por cargos de conspiración y apoyo material a una organización terrorista.

    Con información de La Nación/imagen Boston Dynamics