Maestra: Consuelo Pillot.
¿Qué efecto provoca en nuestra mente deslizar el pincel sobre el lienzo?
¿Qué sensación de mezclar colores y texturas?
¿Esa placentera e intensa sensación relajante es igual para todos?
En el caso de las personas con discapacidad intelectual no es diferente, el arte es un extraordinario vehículo de expresión que le permite exteriorizar su mundo interno, su visión personal y su propia realidad.
Nuestro cerebro se autoerige con cada beso, percepción, emoción y cualquier expresión humana, y una pincelada no es ajena a establecer nuevas conexiones sinópticas, lo que resulta particularmente fructífero con quién vive una situación neurológica diferente.
El arte además favorece la inclusión, porque genera en ellos, reconocimiento al compartir sus obras, las cuales tienen un gran valor artístico, ya que sus creadores son ajenos a modas y prejuicios.
Su arte surge directo del corazón, es espontáneo, libre, y único.
A través de texturas, trazos y colores nuestra única diferencia nos enlaza.